Desgraciadamente, en nuestra sociedad hay un número importante de jóvenes y no tan jóvenes que empiezan con un consumo ocasional de cocaína y no tardan en sufrir los peligrosos efectos de la adicción a las drogas. Junto a ellas, el abuso de alcohol o la adicción al tabaco destroza el futuro y las esperanzas puestas en él.
Por ello, es importante conocer las causas, los síntomas y toda la información necesaria que nos prevendrán de esa dependencia.
¿Qué es la adicción a la cocaína y qué la causa?
La cocaína es una droga muy adictiva por las sustancias con las que está fabricada. Ello hace que la persona que la consume no pueda controlar ni predecir los efectos que tendrá en ella y que sea muy difícil detener el consumo sin ayuda especializada.
Los primeros consumos se hacen para buscar una felicidad o bienestar que no encuentran en su día a día, pero esa misma pastilla de alegría artificial ocasiona que, los momentos sin ella, se formen cuadros depresivos o ansiedad. Se mitiga con un aumento de la dosis que, de forma relativamente rápida, forma una seria adicción.
La clave del negativo éxito de esta droga es que tiene un efecto casi instantáneo, pero breve que provoca la necesidad constante de un consumo mayor.
¿Qué síntomas indican que es adicto a la cocaína?
Hay muchos síntomas que pueden indicar que alguien de nuestro entorno está consumiendo cocaína de forma constante.
Al inhalar la sustancia, podremos comprobar que el sentido del olfato se va perdiendo y es posible que sufra hemorragias nasales, sin una causa justificada. Otras formas de conocer si se trata de un adicto es descubrir ciertos problemas al tragar o voz ronca. Si se trata de un adicto por inyección, es fácil descubrir marcas de pinchazos.
Por último, la desnutrición por falta de apetito es uno de los efectos más comunes del consumo y dependencia hacia la cocaína.
¿Cuáles son los efectos de la adicción a la cocaína?
El comportamiento de la cocaína en el cuerpo humano es bastante impredecible. No obstante, suele comenzar con un sentimiento de felicidad artificial o una euforia que es lo que invita a seguir consumiendo.
Más tarde, el consumo prolongado hace que los receptores de dopamina del cerebro disminuyan y se cree un efecto negativo en la motivación personal. El cerebro se adapta a la cocaína creyendo menos importantes los logros conseguidos o la motivación. Es así como la cocaína consigue mermar la sensibilidad a las gratificaciones naturales.
Los adictos no pueden evitar, sin un tratamiento concreto, elevar la dosis de droga, puesto que la tolerancia desarrollada es cada vez mayor y, para lograr los estados de ánimo positivos artificiales, necesitan una mayor cantidad de cocaína.
Tras ese aumento, se producen otros efectos secundarios como la irritabilidad y la paranoia. Se pueden sufrir alucinaciones, comúnmente auditivas, y se pierde el sentido de la realidad en pro de una sensación de inquietud constante.
Por tanto, no hablamos de meros problemas ocasionales, sino de verdaderos desajustes que modifican el comportamiento y personalidad del afectado. Se añaden, además del cerebro, graves problemas físicos en hígado y sistema cardiovascular.
¿Cómo superar la adicción a la cocaína?
El tratamiento para la desintoxicación de cocaína no es demasiado diferente al que se realiza para otras drogas similares o para el alcohol. De hecho, en muchas circunstancias el tratamiento no depende de la sustancia en sí, sino del origen del problema y el estado de ánimo del paciente.
Es común que las personas afectadas o adictas e, incluso, sus familiares piensen que si durante unas semanas se pone vigilancia drástica, dicha persona dejará de consumir.
No obstante, la cocaína es una droga muy adictiva y con un riesgo de recaída considerablemente alto pese a que haga meses que no se haya vuelto a tomar. La abstinencia es una fase muy dura y larga para el adicto a la cocaína que, sin ayuda especializada, recaerá por el deseo incontrolable que provoca.
Por ello, se debe acudir a centros de desintoxicación profesionales que conozcan los tratamientos adecuados en cada caso y cómo concluirlos con éxito. Dichos tratamientos abarcan terapias físicas y psicológicas, dado que el problema de las drogas es la concepción, por parte del adicto, de que se siente mejor al consumirlas. Se crea un estado de depresión durante la abstinencia que hay que manejar con cuidado y por parte de médicos especialistas.
Se trata de modificar la conducta y elevar la autoestima para que las alternativas de vida sean mucho más positivas que las pasadas. Algo que sólo clínicas especializadas pueden tratar de conseguir.
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